EL FILO DE LA NAVAJA
Este es el libro que más veces he regalado en la vida. Siempre que encuentro un ejemplar en una librería de lance lo compro. Un libro se recomienda o se regala. Jamás se presta.
Nada más llegar a la escuela de esgrima japonesa Katori Shinto Ryu en Narita oí hablar de este libro. Iba a aprender los caminos de la espada para ser mejor pintor. Buscaba la tierra, por eso llevaba una hoja de laurel entre los labios. También buscaba un maestro. Encontré tres. Uno japonés, otro español, Carmelo Ríos, y "El filo de la navaja" un libro para viajeros y sinceros buscadores, para aprendices a sherpas del alma, para gente marcada en la frente.
Somerset Maugham (1874-1965) fue uno de esos escritores que conoció la fama en vida. Sus obras se hicieron muy populares, muy especialmente durante el segundo tercio del siglo XX, y cuando publicó El filo de la navaja en 1944, era ya un autor consagrado. De hecho, muchas de sus obras fueron adaptadas al cine con notable éxito, siendo interpretadas por las estrellas de la época, desde Greta Garbo o Bette Davis entre las primeras adaptaciones hasta Annette Bening o Naomi Watts entre las últimas, llegando a realizarse diferentes versiones de sus obras a lo largo del tiempo. Cabe mencionar en este sentido Lluvia, La carta, El velo pintado, Servidumbre humana, o El filo de la navaja, entre las más conocidas. Esta es, concretamente, una versión de 1946 dirigida por Edmund Goulding y protagonizada por Tyronne Power y Gene Tierney. Hay otra protagonizada por Bill Murray. Pero de esa es mejor no hablar.
El trauma como punto de partida en El filo de la navaja. El Golpe. La sombra.
La acción de El filo de la navaja transcurre entre los años 20 y 40 del siglo XX. Narra la historia de Larry Darrel, un joven norteamericano cuyo espíritu aventurero lo lleva a alistarse como voluntario en una escuadrilla de aviación para combatir en la Primera Guerra Mundial. A su regreso a los Estados Unidos, ya no es el mismo. La experiencia de la guerra lo ha dejado marcado. Comienza el viaje a los adentros...
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