TÓTEM, TABÚ Y SIJS
Pág. de la novela gráfica
MAX MENGUES. UN BÁRBARO EN EL PUB
Era el tío de una amiga. Me impresionó conocerle. Prattap Singh, el sij, hombre de frondosa barba negra y ojos alquitranados. Un hombre al que uno no podía dejar de mirar sin pensar que, como Hércules, había estrangulado serpientes en la cuna.
Sin duda se trataba de un ser nacido en el quinto mes. Decía que por sus venas corría la sangre de la reina Raní Jindan. Recordaba también que entre sus antepasados hubo una bruja del Punjab y un sargento de lanceros que se enfrento en duelo con el famoso capitán Burton, traductor del Kama Sutra, salvado la vida al general Napier y viajado a Inglaterra en una nave tripulada por sus numerosos bastardos.
Gran matemático aficionado a las paradojas, a aquellas que provocan pánico. Una sola bastaría para paralizar ramas enteras de la ciencia. Aquel sij pensaba que la paradoja es la magia de los filósofos, su fetiche. Le atrae y le rechaza con fuerza al mismo tiempo. El filósofo es el chamán que tiene la tarea de salvarnos de la angustia y del demonio de la paradoja.
A pesar de ser matemático su instinto filosófico le hacía reaccionar con fascinación al leer la obra de Russel.
El tío de Vindra era el Wittgenstein de Whitechapel. Alguien que había abandonado su cátedra en Eton para cobrar billetes en un autobús de dos pisos.
Había pasado más de treinta años de su vida combatiendo en tropas Marathas, esto es, tropas de clanes guerreros y campesinos.
Combatió en los estados más conflictivos: Jammer y Cachamira, en el Noroeste, Sikkim o Nagaland, en el Nordeste, siempre con ese fatalismo de los hombres de acción que buscan muertes hermosas.
Su padre Joguinder Singh Chimini, combatió en Gallipolli durante la II gran guerra. Chimini en punjabí significa tanto hombre pequeño como como pájaro rápido y de fuerte ala. El mote le cuadraba porque medía más de uno noventa.
La fe sij fue fundada en el siglo XV como una religión sincrética que combina el hinduismo y el sufismo. Creen en un solo Dios y en la igualdad entre todos los hombres.
Tienen como apellido el sufijo singh o león y las mujeres el de Kaur o leona, y como santos guerreros deben cumplir con las cinco "K". A saber:
Kesh o la prohibición de cortarse el pelo y la barba. Khanga o la posesión del peine ritual. Kacha o la obligación de vestir pantalones holgados. Kinpan o siempre el acero encima y por último Kana, llevar la pulsera que simboliza la valentía.
Su Dios es un libro de tapas doradas y azules.
Un día me ritualizó. Me hizo un corte en el brazo izquierdo. Ya pertenecía a la tribu de los hombres.
Y me impuso tres normas de conducta hasta que viajase al templo de Amritsar. Parecíamos jugar tan en serio...No fumar, no comer carne de caballo, y otra que no puedo mencionar aquí.
Ya podía ver a sus sobrina. Y hablamos horas sin entendernos. Del balbuceo a Babel asciende en la criatura humana una proeza de sílabas de fuego, premiadas por las soledad y la dIferencia.
MAX MENGUES. UN BÁRBARO EN EL PUB
Era el tío de una amiga. Me impresionó conocerle. Prattap Singh, el sij, hombre de frondosa barba negra y ojos alquitranados. Un hombre al que uno no podía dejar de mirar sin pensar que, como Hércules, había estrangulado serpientes en la cuna.
Sin duda se trataba de un ser nacido en el quinto mes. Decía que por sus venas corría la sangre de la reina Raní Jindan. Recordaba también que entre sus antepasados hubo una bruja del Punjab y un sargento de lanceros que se enfrento en duelo con el famoso capitán Burton, traductor del Kama Sutra, salvado la vida al general Napier y viajado a Inglaterra en una nave tripulada por sus numerosos bastardos.
Gran matemático aficionado a las paradojas, a aquellas que provocan pánico. Una sola bastaría para paralizar ramas enteras de la ciencia. Aquel sij pensaba que la paradoja es la magia de los filósofos, su fetiche. Le atrae y le rechaza con fuerza al mismo tiempo. El filósofo es el chamán que tiene la tarea de salvarnos de la angustia y del demonio de la paradoja.
A pesar de ser matemático su instinto filosófico le hacía reaccionar con fascinación al leer la obra de Russel.
El tío de Vindra era el Wittgenstein de Whitechapel. Alguien que había abandonado su cátedra en Eton para cobrar billetes en un autobús de dos pisos.
Había pasado más de treinta años de su vida combatiendo en tropas Marathas, esto es, tropas de clanes guerreros y campesinos.
Combatió en los estados más conflictivos: Jammer y Cachamira, en el Noroeste, Sikkim o Nagaland, en el Nordeste, siempre con ese fatalismo de los hombres de acción que buscan muertes hermosas.
Su padre Joguinder Singh Chimini, combatió en Gallipolli durante la II gran guerra. Chimini en punjabí significa tanto hombre pequeño como como pájaro rápido y de fuerte ala. El mote le cuadraba porque medía más de uno noventa.
La fe sij fue fundada en el siglo XV como una religión sincrética que combina el hinduismo y el sufismo. Creen en un solo Dios y en la igualdad entre todos los hombres.
Tienen como apellido el sufijo singh o león y las mujeres el de Kaur o leona, y como santos guerreros deben cumplir con las cinco "K". A saber:
Kesh o la prohibición de cortarse el pelo y la barba. Khanga o la posesión del peine ritual. Kacha o la obligación de vestir pantalones holgados. Kinpan o siempre el acero encima y por último Kana, llevar la pulsera que simboliza la valentía.
Su Dios es un libro de tapas doradas y azules.
Un día me ritualizó. Me hizo un corte en el brazo izquierdo. Ya pertenecía a la tribu de los hombres.
Y me impuso tres normas de conducta hasta que viajase al templo de Amritsar. Parecíamos jugar tan en serio...No fumar, no comer carne de caballo, y otra que no puedo mencionar aquí.
Ya podía ver a sus sobrina. Y hablamos horas sin entendernos. Del balbuceo a Babel asciende en la criatura humana una proeza de sílabas de fuego, premiadas por las soledad y la dIferencia.
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