PSICODANZA

LA FEMENINA EXTENSIÓN
Acrílico sobre lienzo-2011





Freud no inventó nada nuevo. Veía erotismo por todas partes. Sexo. Cada conducta tenía, según él un contexto sexual. El deseo hacia la madre por parte del hijo, por ejemplo. Todo eso esta en la alquimia.De una manera deliciosamente simbólica, claro, y el símbolo es lo que nos enseña y llega más dentro. El tio Sigmund se apartó de la fe y tenía remordimientos a causa de ello, entonces tuvó lugar en él una proyección de complejo de culpa en la esfera del mundo desacralizado, o sea, en la psicología. Si viviéramos en unos tiempos normales Freud hubiese sido un excelente pastor metodista. Él mismo se convirtió en sacerdote de la nueva religión psicoanalitíca. Su altar devino diván. Una conducta así se llama recompensación. En la alquimia es importante volver al estado de la unión primordial. Unir lo que está separado. Unir lo masculino con lo femenino. El vocabulario alquímico es igual de erótico que el de las novelas de amor. El rey se tiene que unir a la reina. La reina, a veces, se llama madre, hermana o hija, otras, novia, dependiendo del ritual. El rey-padre se tiene que unir con su querida hija, el alma sin redimir, y la madre con el hijo, lo que no es incestuoso en el sentido erótico porque es esotérico.
Freud se auto expulsó del paraíso de la infancia, de los años dorados en los que no hay pecado o culpa, de la Arcadia intima. Repartió la añoranza de unidad en el paraíso perdido entre los pacientes histéricos. Donde no hay ritual y silencio complice empieza la neurosis, es decir, el folklore personal de cada uno de nosotros. Y esta conga es temible. Jung, eligió bailar el vals de las leyendas, el ritmo velado sufí del 4x4, una danza de reyes y guerreros.

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