SEXO, MARTINIS Y ROCK AND ROLL
Mixta sobre lienzo-2011
Pensar es actuar. Retener el aliento, dejar que el vacío se manifieste para que aflore el Ser. Pensar es respirar, es actuar dijimos, porque pensamiento y vida son una cosa y la misma: Esto es aquello.
El maritaje último entre el hombre y el mundo es la creencia más antigua del primate domesticado que somos y la madre del arte y el sexo, de la ciencia y la mística.
No hace mucho coincidí con el recientemente desaparecido Sigfrido Martín Begué en una conocida coctelería. Vaya desde aquí un último brindis. Su pintura estaba instalada en una delicada asepsia posmoderna, convertía su pincel en estilete y diseccionaba limpiamente las capas que se solapan en la verdad de mil caras como un genial historiador, siempre irónico, siempre magistral. Pues bien, los dos llevábamos el mismo libro en el bolsillo: Una edición reciente de los Modi y los sonetos lujuriosos. Los Modi son un conjunto de dieciséis dibujos eróticos realizados por Giulio Romano. Presentan escenas sexuales explicitas. En 1524 fueron grabados al buríl por Marcantonio Ramondí y editados junto a los versos de Pietro Aretino. Esta bellísima edición fue secuestrada y destruida por ordén papal, mal rayo les parta, y solo quedan de ella pocas referencias visuales: el ejemplar mutilado de una tosca edición del siglo XVI y ls copias que en el XIX hizo el exquisito y decadente conde de Waldeck. Sigfrido había reproducido atinadamente algunas de estas escenas en sus cuadros y confesaba sin rubor cuanto debía a la mano de Waldeck en sus composiciones.
Era el segundo Dry Martini. Inspirados en el principio de correspondencia universal, y alumbrados por los Modi, llegamos a la conclusión de que los sistemas médico-sexuales taoistas conciben el cuerpo como metáfora o imagen del cosmos. Los centros sensibles son nudos de energía, confluencias de corrientes estelares, sanguíneas, nerviosas. Cada una de las posturas de los cuerpos abrazados es el reflejo de un triple misterio regido por estrellas de savia, sangre y luz.
Como en los templos hindúes la piedra arde, las sustancias enamoradas se mezclan, se dan las bodas alquímicas. Y esto es milagroso. Y es arte.
Coño Sigfrido!!! Yo invité aquél día. Monedas en los ojos para pagar al barquero y un pincel en la mano para entrar al Walhalla.
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