LOS FUEGOS DEL SOLSTICIO DE INVIERNO

ES MÁS QUE UN HOMBRE- DETALLE ( SERIE GILGAMESH )
ACRÍLICO SOBRE LIENZO-2009



Todas las culturas celebran el solsticio de invierno. No importa el nombre que le des a Dios ni la fe que profeses, estás festejando el nacimiento infinito, la vida, la muerte y el renacimiento.
Cada Diciembre los antiguos romanos se lanzaban a una semana llena de festejos en honor a su dios agrícola Saturno. Los roles eran trastocados y los esclavos se convertían en amos por un día. Es de aquí de donde surge la tradición medieval, tan alquímica, de la fiesta de los locos. El deseo se adueñaba de las casas y de las calles celebrando la victoria del sol sobre la tiniebla invernal. Los romanos encendían así el fuego interior, bajaban a trabajar en los hornos de Hefestos para redimir la luz.
Del interior al exterior.
Tengo una estufa en el estudio que imita las llamas de una chimenea. La enciendo a menudo, no con ánimo de calentarme, me paso horas mirándola. Me da por pensar en el papel que el fuego debe haber jugado en la formación del mundo mental del hombre arcaico. La gente ha estado mirando hogueras durante miles y miles de años. El crepitar de los carbones es la fuga de plasma ionizado y en las débiles ondas de electrones creadas uno puede mirar el pasado y el futuro. El fuego es el lugar de donde vienen la ideas. El fuego secreto.
El sentimiento místico, tan ligado al fuego, responde a una genealogía bioquímica que tiene en el fósforo su causa de ignición.
El famoso aventurero y místico ruso Georges Ivanovitch Gurdjieff después de sufrir un terrible accidente de coche insistió a sus allegados en encender una hoguera y consumir ingentes cantidades de leña durante dias para que él pudiera verla desde la ventana de su habitación en el Prioré y acelerar así su proceso de curación. Esto estuvo a punto de acabar con el bosque de Fontainebleau. Pero él, milagrosamente, se recuperó.
Algunos seres afortunados, más allá de su metabolismo, perciben la luz que los teje y el resplandor que los lleva de la oscuridad a la conciencia y a la mente despierta. Por el fuego que enciende su sangre el buscador viaja de la consecuencia a la causa y redescubre su verdadera naturaleza.

Os deseo un buen fuego.

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