MANIFESTO
Acrílico sobre lienzo-2009
Hoy pintar es el auténtico acto de rebeldía poética. Lo más vanguardista, lo más moderno. En un mundo hiperpoblado por las imágenes sombra de las paredes de la cueva: Tiburones putrefactos flotando en formol, setos de gigantescos perritos de viuda podados por nardos flacidos y demás zarandajas, ha llegado el momento de rescatar el espacio de la pintura, de recuperar su dimensión mágica y metafórica. También esa capacidad suya única de enamorar y de vibrar en su espacio virtual. Duchamp que veía con un ojo profético cincuenta años por delante de su tiempo, o tal decía, quemó su vista jugando partidas de ajedrez en las tardes ardientes del verano de Cadaqués. Lo último que creó fue una chimenea que jamas se usó. Murió sobre un plato de faisán. Sus últimas palabras fueron dirigidas a su mujer:
" Tengo que contarte algo divertido " Dijo. Y cuando su mujer volvió de la cocina se lo encontró con la cara metida en el plato separando la guarnición de la carne del ave. A esto su fantasma lo llamó
" Ready-made "
Se trata no solo de recuperar formalmente la pintura, sino, al mismo tiempo, una ética, lo trascendente, lo sublime de ella. Obras honradas que reclamen en depurada áscesis la ecomía sustancial de la pintura eterna, que aspiran por eliminación, por la elementalidad de los elementos en juego a tocarnos el corazón.
Y lo haremos nosotros.
Somos la fraternidad. Algunos nos llaman la Obra, La Casa con Alas, El Colegio Invisible . Somos la organización más antigua del mundo. Algunas organizaciones nos han conocido, pero no pertenecemos a ninguna; cuando hay demasiada organización nos marchamos. A veces nos movemos abiertamente, otras veces en secreto y en la oscuridad. La noche y el día son una cosa y la misma para nosotros. Nuestro camino es el camino del fuego secreto. Cuando el hombre nació estábamos allí. Cantamos la primera nana. Curamos la primera herida. Ahuyentamos el primer terror nocturno. Las pinturas de las cuevas de Lascaux hablan de nosotros, y las pequeñas figuras de arcilla hechas con un antiguo propósito cuando el mundo era joven. El dolmén, el menhir, la taula llevan las huellas de nuestras manos. Cantamos las primeras canciones de caza, hicimos crecer las cosechas, cuando el hombre se irguió desnudo delante de los poderes.