EL SOPLO
Acrílico sobre lienzo-2009
Los museos están llenos de cadáveres. Nos miran con sus ojos glaucos y si no caen al suelo es por la rigidez de sus marcos. Espantajos. Muchas obras nacen muertas del pincel de sus creadores. Algunas sobreviven poco tiempo, languidecen tristemente y mueren. Sin embargo hay otras que exhalan un cierto aliento cálido que podemos sentir al encararlas. Miramos y la salud y juventud de su presencia nos estremece. Han sobrevivido a sus creadores y parece que no serán jamás vencidas por la muerte. El bisonte de Lascaux, la virgen de las rocas de Leonardo, cualquier pintura de Pollock del año 46...
En Japón el creador vierte a través de su mano su energía vital en su obra. Sería impensable para él pintar sin atenerse a los flujos de este soplo invisible. Esta energía que llama Ki, nutre y preserva a la recién nacida criatura y asegura se existencia. Conocer la realidad es conocer el Ki. Es una vibración, pero también puede describir un estado mental, de salud o una actividad espiritual.
Influido por la visión, el sonido, la luz, el tiempo y el espacio el Ki cambia. Fluctúa.
En japonés existen numerosas expresiones que contienen la palabra Ki: Las leyes de la naturaleza son Shizen no Ki. El clima es Tenki o Ki del cielo, el aire es Kuki o Ki del vacío, Hi no Ki es calor o Ki del fuego. Tsuchi es suelo, Ki de la tierra. ¿ Qué más ?
Impaciente es Tanki, Ki pequeño, Tayoki es enfermo, Ki apagado, loco es Kichigai, Ki incompleto...
Es la actividad de la vida. Es más pequeña que el átomo y mas aterradora que las galaxias. Es la tercera persona del Logos.
Implica nacimiento. Podría servir como insconciente colectivo pues aquellos que han compartido Ki parecen hallarse ligados psiquicamente y son capaces de compartir sueños y experiencias, incluso aunque se encuentren separados por grandes distancias.
Tal vez la descripción más elocuente de Ki es también la más simple, la que se encuentra encerrada en el ideograma que nos permite leer tal palabra: El vapor del agua que cuece el arroz.
Sin agua. el cuerpo se deshidrata y muere. Sin agua, la tierra se resquebraja y se transforma en desierto. Sin las mareas de la emoción, el genero humano se extingue.
El agua del color, el vapor del cuerpo, el arroz del soporte. Sin ellos no hay obra viva.