EL EMBOSCADO

LA DOMA DEL SALVAJE
Acrílico sobre lienzo-2009



En el bosque están la fuente y la guarida, la sombra y el refugio. Contrariamente al desierto, que si hemos de hacer caso a los sufís Dios creó para poner a prueba a los creyentes y al que se recurre para purificarse en sus ardientes arenas, entramos en el bosque para conquistar una parcela mayor de serenidad, de conocimiento tal como parece describir el bíblico Cantares cuando habla de descender al huerto de nogales. Ay, el huerto de nogales !
El sen lin o bosque de los taoistas chinos era el lugar al que acudían para regenerar sus almas y renacer de sus cenizas. El radical "Mu " árbol, ha pasado a significar asimismo tanto lo sencillo como lo honrado, un tipo de conducta que parece no poder ser mantenida por mucho tiempo cerca de los modernos ayuntamientos y sedes autonómicas.
Entre el afuera del bosque y el adentro de nuestro órganos y neuronas no existe más separación que la que marca la ignorancia del parentesco viviente que nos une y que el corazón vuelve a sentir cuando pisamos la hojarasca de dulce crujir y nuestros ojos ven el verde tintándose de otoño.
Ciertas épocas producen sus emboscados, sus seres marginales, como los sanyasins indios de la antiguedad, renunciantes, o los ronín japoneses, hombres ola, o esos caballeros andantes que lo dejaban todo para adentrarse en la espesura en busca de aventuras. El deseo de adentrarse en la floresta será el reencuentro con la amada para que el mundo sea pensado.

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