ARDE BRUNO ARDE !

Apunte. Estudios sobre el fuego



El humo de la pira asciende. Le abrasa la garganta. Las llamas empiezan a lamer sus piernas. Estamos en el año 1600 y acaba de empezar el fin del mundo.Hace unas horas fue arrastrado de su prisión en el castillo de Sant, Angelo, vestido con el sambenito y montado en un burro de espaldas a la testa. Ha pasado ocho años en las prisiones del santo oficio. La muerte le dará la tan ansiada libertad. La santa madre iglesia exige la muerte del sabio. Las miradas del populacho le han vejado como los insultos. Mientras se abrasa, Giordano Bruno el nolano, abre una de las salas de su interior Palacio de la Memoria. Aquí está su infancia: El sol napolitano sobre las doradas viñas y los viñedos que adornaban el monte Cicala, el sabor de la mangiaguerra, el espeso vino tinto de la región, los pajarillos tocados de leve cresta, las ruinas romanas de atinada geometría. Las llamas suben. El hedor es insoportable.
Bruno se ve a si mismo como un niño de los suburbios de Cicala. Un niño que veía espíritus del bosque en la hayas y los laureles. Recuerda a su padre, Gioan el soldado, y su enorme espadón, pobre como una rata pero altivo y desdeñoso. Recuerda como le enseñó a moverse por el monte alto, como le hizo subir y desafiar al viejo Vesuvio, con sus fumarolas, desnudo y desolado, temible. Transformada su percepción por la excitación de la aventura, a sus ojos el viejo volcán era tan fértil como las laderas, sus uvas tan dulces como las de Nola. Bruno recuerda que en su juicio fue entonces cuando reparó en que la vista puede ser engañosa, alterada por las sinceras visiones del corazón de un niño. En realidad había descubierto algo mucho más importante para el desarrollo de su pensamiento posterior: había descubierto la Relatividad. Lanzó una última mirada llena de compasión y agradecimiento a las llamas.

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