RECORDANDO A POE

UN VIENTO PARTIÓ...
Acrílico sobre lienzo-2008




Ayer celebramos el doscientos aniversario del nacimiento del poeta Edgar Allan Poe.
Poe cantó a la amada pérdida, la rosa secreta e innombrable, a la que nombró de muchas maneras... Y que maneras! Ligeia, Ulalume, Berenice, Anabel Lee, Morelia. Nombres que por sí solos constituyen ya un poema o un cuento. No hace falta más. Nadie como Poe para nombrar la rosa.
Poe, a diferencia de los Olímpicos, no tocó cuerpo alguno. Acarició los muslos jóvenes de una sombra, si, más densos que su propio cuerpo en el momento de la muerte. El poeta lloró y bebió la pérdida, mostrando que no podía saciar su sed alquímica del andrógino, pues el alcohol, dice el también poeta y maestro Cirlot, es agua y fuego a la vez, símbolo de la unión de los opuestos. A su memoria eterna yo me aticé un cumplido trago de absenta ayer noche. No buscaba nada. Fue sólo un brindis.
Poe no escribió de gorriones, ni de cuervos posados sobre bustos de Palas, no calculó Pi mas nueve decimales, no pensó que el hombre y su casa son uno ante la enfermedad y la decadencia, no indagó en la mente de un hoplita griego consumido por la fiebre. Fue todas esas cosas.

Comentarios

LO MÁS VISTO