VIENTOS

FORMA DE LA PEQUEÑA IDEA-6
Mixta sobre lienzo.2008



Hace frío. La nieve y el viento llaman a la puerta. La primera vez. La segunda llamada es el lobo. Espero...
También hay vientos interiores. Los chinos no tienen rosa de los vientos sino una cruz formada por dos lineas sinuosas que se cortan. En los dos ángulos superiores se señalan los vientos que soplan del interior, de Mongolia, del Tibet y del cálido sur. En los dos inferiores tenemos los que soplan del mar, aquellos que saludó Li Po el poeta, calígrafo, espadachín y borracho sublime en su destierro del imperio celeste. Estos vientos, los cinco continentales y nueve marinos, corren por el interior del cuerpo silbando y agitando. Es muy compleja la técnica que permite ahuyentarlos. Cada viento alojado en un órgano interno produce una enfermedad que cura tan pronto como el viento es dominado. Los nudos que atan a los vientos se consiguen con las hierbas medicinales, con bellas imágenes, con punzantes agujas, con cálidas palabras dichas a oscuras y con danzas que el cuerpo ejecuta lentamente. Solo la mano abierta tiene el poder de arrojarlos a los caminos aéreos.
Y luego hay vientos que no se sabe muy bien si su filiación es externa o interna. Está el de la gracia que otorga la inclinación de la tercera caña del bambú. Este lo tenía la cortesana Mei Kwei al danzar. Sopla el viento, la primera caña se inclina, la segunda protegida por la primera lo hace un poco menos y la tercera, solo la tercera, se inclina y se mece suavemente. Este es el más elegante de los movimientos. El movimiento supremo. Tengo una amiga, Mar Garrido, que enseña en la facultad de Bellas Artes de Granada, que tiene una de estas "escuelas de viento" para andar como bailando por la vida, como si nada.

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