LA TETERA ROJA

Acrílico sobre tabla-Circa 1995
Leyendo a Francis Xavier Gordon en su " Canto cuántico" ( Editorial Porrua, México, 1999 ) aprendemos que la física cuántica nos revela que el Universo no es una máquina, y que cuanto más se afinan los instrumentos de investigación más presenta las propiedades surrealistas y etéreas de la mente, en vez de confirmar la pretendida solidez de lo material. Fue el surrealista Breton quien dio una de las metáforas más justas de la ecuación de Schroendinger, sí, el del gato:
El pez soluble. El pez pica, el pescador tira y aparece la trucha colgando del anzuelo. Nadie pensará que antes de picar el pez era una especie de potencialidad de pez oculta por las aguas. Pero así es como emergen a la realidad las partículas subatómicas: El anzuelo es el experimento, el pez soluble un campo de posibilidades a existir, y solo aparecen cuando se tira de ellas.
¿ Donde va a parar la sustancia aristotélica ? Al limbo, junto al sexo de los ángeles, los santos de los últimos días y el bonete de Pio nono. La realidad es surrealista. El universo no es racional. Es irracional, mágico... No conocemos aún los limites del albedrío del electrón, mucho menos los del ser humano hasta que no se atreva a ser. La única libertad posible mientras se encara el abismo consiste en tomarse un té de una manera impecable.