EL POETA Y EL MAGO

Acrílico sobre tabla.
El día 1 de Noviembre de 1996 me cité con Pessoa en la lisboeta taberna de la rua do Arsenal. Tardó en aparecer dos botellas de oporto. Como todo buen romántico sabe, dijo fijándose en la mesa que había elegido, el alma, pneuma, ruach, spiritus, no es nada, sustancialmente, mas que aire consciente, de modo que es lógico que las distorsiones de quienes respiran la afecten. Esta mesa retirada me gusta. ¿ Desea tomar algo ? Pregunté. Deberá invitarme a un vinho verde, dijo, yo, que soy capaz de albergar en mi pecho todos los sueños no llevo una sola moneda en el bolsillo. Siento llegar tarde. Acabo de regresar de Cascais. He matado al maestro Crowley en los acantilados conocidos como la Boca do Inferno. Me ha llevado más tiempo del esperado. ¿ Ha matado usted al famoso ocultista inglés ? pregunté. Ciertamente, respondió satisfecho, se lo merecía. No por haberme arrebatado a la mujer amada. En realidad me ha hecho un favor. A mí ni siquiera el amor lograría salvarme porque la mujer es una de las más perfectas encarnaciones de la vida, y yo tengo un indecible temor a la vida...Ya veo, dije. Se lo merecía, dijo, por haber rasgado el velo del conocimiento. ! Isis desnuda, que atrevimiento !