MIRAR Y VER

Entre el mirar y el ver se da un aquietarse del aliento. Un segundo que convierte luz dispersa en luz coherente, un ordenamiento de lineas y curvas. Fijeza óptica. Frente a frente con la obra. Un calor que asciende columna arriba. Una delgada serpiente de decisión que se agita en nuestro interior. ¿ Vemos o somos vistos ?

El amor empieza a veces por ese aquietarse de párpados: La pupila se dilata mientras los ojos del ser amado entran a saco en los nuestros. Y empieza el fantasma...

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