EL BUDA DE COVENT GARDEN

K. Morrison nació en el Reino Unido a principios de los años sesenta. Fue un mal estudiante, introvertido, inadaptado. En los primeros años de la década de los 80 formaba parte de un grupo punk ( The Hirsuted Snake ). Cinco años después tuvo su primer gran éxito como autor de novelas de ciencia ficción con " Dieter Primus, tender illuminati ". Le siguieron tres novelas más. Entonces, en la cúspide y cargado de royaltíes por los derechos de autor, desapareció. ¿ Qué buscaba ?

En el año 92 volvemos a encontrárnoslo en la India. Se había convertido en un devoto de dios Shiva, dios del sexo, de la intoxicación, de la muerte y la transformación. Morrison creía que no puedes acceder a tus verdaderos sentidos si ántes no trasciendes la razón. Mantenía vivo, en su corazón, el antiguo culto de Shiva-Kali, la divina cópula que genera el juego eterno de la existencia. La danza, el abrazo de los dioses.

Un ermitaño del monte Kachemjunga descendió de la cumbre, se convirtió en su gurú y al cabo de un tiempo le hizo custodio de una estatua que representaba un descomunal pene. Esta era la más sagrada de las reliquias: El mismísimo Shivalingam.

Lo colocó en un altar de un templo e invitó a todo el mundo a contemplar tal maravilla y a conocer al poder generatriz del divino Shiva. Habló a la multitud. Dijo que la polaridad Shiva-Kali era el pulso básico de la creación. Los chinos tienen su Yin y su Yang. En occidente hablan de partículas con carga positiva o negativa. Explicó que la polaridad masculino-femenina era el motor de todo lo creado, no solo en los aspectos humanos y animales, sino en todos los aspectos de la naturaleza. Dijo, también, que la iluminación, el samadhí, y la conciencia son igualmente reales, igualmente irreales e igualmente sin sentido, pero si ese Shivalingam era contemplado el suficiente tiempo no importaría si alguien entendía algo de lo dicho por él.

La gente pensó que era uno de los hombres más santos de Varanasi y le siguió a todas partes. Un grupo de turistas de Badajoz, España, súbitamente entendió que todos somos inmortales bisexuales que vivimos en innumerables universos paralelos y diferentes estados mentales. La gente cantaba y aclamaba al falo sagrado cada vez más devotamente.

A medida que hablaba Morrison supo. Por fin entendió el Koán que tanto tiempo había cantado en sus retiro de aquél monasterio en Kyoto:
" No hay forma sino vacuidad
No hay vacuidad sino forma"

Supo que como las matemáticas y la poesía, el sagrado yoni, el sexo femenino aparece en forma y sustancia del 0, la nada, mientras que el lingam aparece en la forma y sustancia del uno, la chispa creativa. Supo como aparte de la unión del cero y el uno, todos los números de la creación pueden ser generados por acotaciones binarias.

Morrison se propuso regresar al oeste y enseñar todo lo aprendido. Enseñar como el relampagueo fálico de la imaginación representado por el uno o lingam, generaba el todo a partir del cero absoluto, del oscuro yoni, el velo.

En ese mismo momento a miles de kilómetros de allí un joven artista tuvo una revelación y se dijo a sí mismo:
"¿ Cuantos pintores hacen falta para pintar una obra maestra?
Dos-Se contestó-
Uno para pintarla y otro para no hacerlo."

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