SOLEDAD Y SILENCIO
En la mitad de mis años-Decía Arashi-San-me consagré al camino.
Supe de sus labios que como uno mas de aquella dorada plétora de poetas chinos de la dinastía Tang, había dirigido sus pasos entre la naturaleza escondida para arrebatarla imagenes, versos y memorables sablazos barnizados por la honda experiencia estética de la nada, del vacío.
Recuerdo los títulos de algunos de sus trabajos : " Montaña vacía " " No se ve a nadie " " La luz de la tarde" o " Musgo verde "
La clave de la poética artística de mi sensei está contenida en el primer sorbo de té que preparaba todas las mañanas. Decía entre un ir y venir de labios mojados: " En cualquier té, el sabor mas profundo, el mas delicado, el bouquet único, viene de la mano que lo sirve." Lo que traducido a términos pictóricos vendría a ser algo así como que cualquiera que pinte ha de saber que la resonancia interior precede al pincel.
En el monte alto aquél hombre había dedicado todo su empeño moral, artístico y vital a adentrarse en lugares donde quizá la intensa contemplación nos acerca a la comprensión de elevados misterios. Dentro del emboscarse, dentro de adentrarse en el verde y el rojo, desparramamos el egoísta yo por la lejana línea del horizonte y creamos la suficiente distancia con lo pleno de ansiedad como para poder susurrar: "Soledad y Silencio..."
Supe de sus labios que como uno mas de aquella dorada plétora de poetas chinos de la dinastía Tang, había dirigido sus pasos entre la naturaleza escondida para arrebatarla imagenes, versos y memorables sablazos barnizados por la honda experiencia estética de la nada, del vacío.
Recuerdo los títulos de algunos de sus trabajos : " Montaña vacía " " No se ve a nadie " " La luz de la tarde" o " Musgo verde "
La clave de la poética artística de mi sensei está contenida en el primer sorbo de té que preparaba todas las mañanas. Decía entre un ir y venir de labios mojados: " En cualquier té, el sabor mas profundo, el mas delicado, el bouquet único, viene de la mano que lo sirve." Lo que traducido a términos pictóricos vendría a ser algo así como que cualquiera que pinte ha de saber que la resonancia interior precede al pincel.
En el monte alto aquél hombre había dedicado todo su empeño moral, artístico y vital a adentrarse en lugares donde quizá la intensa contemplación nos acerca a la comprensión de elevados misterios. Dentro del emboscarse, dentro de adentrarse en el verde y el rojo, desparramamos el egoísta yo por la lejana línea del horizonte y creamos la suficiente distancia con lo pleno de ansiedad como para poder susurrar: "Soledad y Silencio..."